Por Alberto Valderrábano
Al obispo de Chilpancingo, monseñor Salvador Rangel Mendoza, le fueron realizados exámenes toxicológicos y revelaron la presencia de cocaína y benzodiacepinas en su organismo, según el reporte médico.
El prelado ingresó al hospital el domingo 28 de abril, presentando deterioro neurológico y somnolencia, sin pertenencias y con un blister de pastillas de sildenafil.
Fuentes policiacas señalaron que la ambulancia que lo trasladó respondió a un llamado de auxilio del Hotel Real Ocotepec.
Además de la somnolencia y el deterioro del estado neurológico de monseñor Rangel, que mostró al llegar al hospital, los médicos detectaron palidez en su piel; sin embargo, su respiración era adecuada.
En esas horas de angustia se analizó la posibilidad de que el obispo fuera enviado a un nosocomio de la ciudad de México por vía aérea, aunque no fue necesario.
Por su parte el abogado del obispo Salvador Rangel Mendoza, Pedro Martinez Bello, estimó que puede ser en un par de días cuando el prelado emita alguna declaración.
Abundó que su estado de salud es estable y está en proceso de desintoxicación por las sustancias que le aplicaron.
Cabe resaltar que el fiscal Uriel Carmona confirmó la identidad del religioso y declaró que fue víctima de un secuestro exprés, con el propósito de obligarlo a realizar retiros de dinero en cajeros automáticos.
Sin embargo el secretario de gobierno de Morelos, Samuel Sotelo Salgado, puso en duda la versión de que el obispo Salvador Rangel Mendoza, haya sido víctima de un secuestro exprés.